Antiguas luminarias del Gremio están esparciendo su luz por todo el mundo en los últimos días. Carlos Eduardo hizo una fantástica exhibición el sábado y ayudó al Hoffenheim a encaramarse a lo más alto de la Bundesliga alemana. Luiz Felipe Scolari deslumbró en su debut con el Chelsea un día después, y Anderson y Ronaldinho están cuajando un excelente Torneo Olímpico de Fútbol masculino.

Pero no parece que se le eche de menos en el Estadio Olímpico, porque su antiguo club ocupa la primera plaza del campeonato brasileño recién superado el ecuador de la campaña.

O Tricolor Gaúcho no estaba entre los favoritos de las apuestas al inicio de la temporada. Se decía que le faltaba experiencia al más alto nivel y el genio que hace falta para ganar partidos.

El Gremio, sin embargo, se ha transfigurado últimamente en un diestro corredor de obstáculos. Sólo un ingenuo habría predicho que, jugando en campo contrario en noviembre de 2005 y con una desventaja numérica de tres jugadores, lograría el único gol en los estertores del duelo decisivo contra el Náutico y protagonizaría el más espectacular de los ascensos a la primera división de Brasil. Luego, el equipo de Porto Alegre accedió a la Copa Libertadores 2007 como claro advenedizo y escaló muchas montañas hasta llegar a la final, donde sucumbió ante el Boca Juniors.

El Gremio ha mantenido este empuje a lo largo del presente ejercicio liguero. Acumulaba una ventaja de cinco puntos sobre su inmediato perseguidor antes de disputarse la vigésima jornada. Allí lo esperaba la horma de su zapato, el Sao Paulo, vigente campeón.

Los expertos estimaban que el gigante paulista frenaría el avance del Gremio y pincharía la burbuja de confianza formada durante los diez partidos seguidos que llevaba sin perder. Sin dejarse intimidar ni por estas teorías ni por la lluvia que caía a cántaros sobre el Olímpico, más de 40.000 incondicionales gremistas se congregaron para animar a sus ídolos el domingo.

El rugido de la grada se dejó oír antes del pitido inicial y continuó sin desmayo a lo largo de todo el encuentro; alcanzó su mayor intensidad cuando Edixon Perea marcó el único gol de la contienda en el minuto 9 y cuando el colegiado Alicio Pena Junior decretó el final del encuentro. Porque, así las cosas, ese triunfo permite al Gremio mantener los cinco puntos de ventaja sobre su rival más cercano, el Cruzeiro. "Fue una magnífica victoria", exclamó el entrenador Celso Roth en el epílogo. "El campo estaba empapado y era difícil jugar en esas condiciones, por eso se puede decir que hemos tenido una gran actuación".

Acaso ese éxito se deba en gran medida a la experiencia que está adquiriendo el Gremio en jugar al fútbol bajo los chaparrones de este invierno brasileño, como por ejemplo en los choques contra el Palmeiras y el Coritiba disputados las semanas anteriores. Lo que sin duda ayudó fue una llamada de teléfono: la que hizo el delantero colombiano del conjunto de Porto Alegre a su seleccionador nacional, Jorge Luis Pinto, para que le eximiera de jugar el inminente amistoso contra Ecuador. "El Gremio está en una gran forma y quiero estar aquí para ayudar al equipo a sumar puntos y permanecer en lo más alto de la tabla", explicó Perea. "Hablé con el seleccionador y, gracias a Dios, lo entendió".

El ex delantero del Burdeos, de 24 años, junto con Reinaldo y Marcel, ha sido uno de los principales contribuyentes hasta la fecha a la cuenta goleadora sin precedentes del Gremio en la competición: 36 tantos. Aún más impresionante resulta el registro defensivo del conjunto. Sólo ha concedido 12 goles en toda la temporada, y sólo 2, ambos de penal, en sus ocho últimos compromisos, gracias sobre todo a la heroicidad de Víctor y la tenaz defensa de Leo, Rever, Thiego y especialmente Pereira.

"No presto atención a los números, son sólo estadísticas", arguye Roth, que a punto estuvo de marcharse del Gremio en abril, cuando en una misma semana el club cayó eliminado en el Campeonato Gaúcho y en la Copa de Brasil. Afortunadamente para los seguidores, no lo hizo, y la confianza de la directiva en el técnico se mantuvo incólume cuando muchos le habían dado la espalda. El estratega de 50 años ha justificado plenamente esa fe.

La derrota del Sao Paulo fue el resultado de nuestro esfuerzo colectivo y nuestra humildad, y se la infligimos a uno de nuestros contendientes directos por el título
Celso Roth, entrenador del Gremio.

Roth no se duerme en los laureles, sin embargo. Está empeñado en mantener el rumbo fijo a un tercer título brasileño, una aventura que continuará el jueves con la batalla contra el Flamengo en el estadio Maracaná. "La derrota del Sao Paulo fue el resultado de nuestro esfuerzo colectivo y nuestra humildad, y se la infligimos a uno de nuestros contendientes directos por el título", señala. "Pero no podemos relajarnos, tenemos que seguir ganando".

Si el Gremio puede hacer eso, ni la más feroz de las tormentas sofocará el fervor de su hinchada.